Por interferencia de empresas peligra estrategia antiobesidad

20 agosto, 2013 | : Salud, Salud nutricional

• No se puede esperar una regulación acordada con la industria, “negociada con la industria”, como dice la secretaria Mercedes Juan López, que resulte efectiva; todo lo contrario.
• La Estrategia Nacional contra la Obesidad debe garantizar estar libre de conflicto de interés.

20 agosto 2013. La ALIANZA POR LA SALUD ALIMENTARIA —de la que somos parte— señaló su preocupación por que la Estrategia Nacional para la Prevención y el Combate a la Obesidad y la Diabetes se convierta en un fracaso por la interferencia de las empresas en su diseño, pues estas empresas persistentemente se han opuesto a todas las políticas y regulaciones recomendadas a nivel internacional para combatir la obesidad.

La propia Secretaria de Salud, doctora Mercedes Juan López, ha señalado en varias ocasiones que “está negociando con estas empresas” y ha mencionado que la Estrategia se está elaborando con su colaboración.

“Como lo ha declarado la doctora Margaret Chan, directora de la Organización Mundial de la Salud, las enfermedades antes eran transmitidas por mosquitos o microbios, sin embargo, éstos no contaban con cabilderos ni con los recursos económicos de las grandes empresas de alimentos y bebidas. Existe consenso internacional en que el mayor problema de salud es la obesidad y que el mayor obstáculo están siendo las empresas”, declaró Alejandro Calvillo, nuestro director de El Poder del Consumidor.

Las empresas que participan con la Secretaría de Salud en el diseño de la estrategia son las mismas que se opusieron a los lineamientos para alimentos y bebidas en las escuelas, en sus opiniones a Cofemer (2010) las consideraron anticonstitucionales; se opusieron a las recomendaciones sobre bebidas (2008) de la Secretaría de Salud; se han opuesto al desarrollo de un etiquetado frontal en los productos y se han opuesto a la regulación de su publicidad.

La intervención de las empresas en las políticas públicas en México han sido denunciadas por representantes de organismos internacionales. El 13 de enero de 2011, José Ángel Gurría, Secretario General de la OCDE, señaló que en nuestro país los “lobbystas” de las empresas han estado bloqueando las políticas públicas que se requieren para enfrentar la obesidad.

En junio de 2011 el Relator Especial de Naciones Unidas por el Derecho a la Alimentación, Oliver de Shutter, señaló que “debido a la presión de la industria alimentaria, representada a través de ConMéxico, algunas herramientas importantes para influenciar el comportamiento del consumidor… no fueron incluidas en el Acuerdo Nacional para la Salud Alimentaria”.

Es por ello que “la Estrategia Nacional contra la Obesidad debe garantizar estar libre de conflicto de interés. Además, considerar a los ciudadanos como sujetos de derecho, asegurando el acceso a alimentos nutritivos, suficientes y de calidad, con base en estos derechos. Debe combatir las causas del problema: limitar la excesiva disponibilidad de productos chatarra, asegurar agua limpia y alimentos sanos en las escuelas, regular la publicidad visual, escrita, multimedia, en todas sus expresiones, y aumentar la cobertura de atención a niños con sobrepeso y a los adultos con complicaciones derivadas de la obesidad y la diabetes. La sociedad académica debe ser la encargada de la vigilancia de esta política con indicadores precisos en términos de derechos humanos”, explicó Julieta Ponce, del Centro de Orientación Alimentaria (COA).

La Secretaría de Salud está dando un salto atrás sin que le tiemblen los pies, sin temor a exponer públicamente la interferencia de la industria, en una actitud impensable en la mayor parte de las naciones del mundo. Nos preocupa que no esté hablando de que esta estrategia se esté consultando con la Academia Nacional de Medicina, con los Institutos de Nutrición y Salud Pública con las universidades, con los expertos internacionales, abundó Julieta Ponce.

Si denunciamos los convenios de Nestlé y Pepsico con la Sedesol para la Cruzada Nacional contra el Hambre, denuncia a la que se sumaron organizaciones internacionales, este caso es más grave, no se trata de un convenio sino de la participación de las empresas en el diseño de la política frente al mayor problema de salud en el país”, agregó Calvillo.

 

El enfoque de la estrategia

A través de las declaraciones de la secretaria y de los funcionarios de la Secretaría de Salud se ha dado a conocer que la política de prevención se centrará en la educación de los padres de familia. Las empresas han puesto la responsabilidad de la obesidad en las decisiones individuales y la estrategia va en ese sentido.

Las investigaciones en los determinantes de los hábitos de alimentación revelan que éstos no son únicamente resultado de elecciones individuales. Son, principalmente, influenciados por poderosos factores ambientales. Existe evidencia científica suficiente que demuestra que las intervenciones que modifican el entorno son más efectivas que la educación. Sólo con la modificación del entorno la educación toma relevancia.

«Solicitamos al gobierno de la República a tener un compromiso real con la población, no con las industrias. Reconocemos que la Estrategia Nacional contra la Obesidad debe ser multisectorial, sin embargo, dados los niveles tan altos de obesidad en los mexicanos, no podemos permitir que se supedite la salud a los intereses del sector privado. Lo que realmente necesitamos son políticas públicas de prevención que defiendan el derecho a la salud y a la alimentación sana de toda la población«, declaró Luis Encarnación, de la organización Contrapeso.

La ALIANZA POR LA SALUD ALIMENTARIA tiene una profunda preocupación de que las regulaciones anunciadas en etiquetado y publicidad de alimentos y bebidas dirigida a los niños sean las que las propias empresas han diseñado, es decir, regulaciones que no modifican las prácticas de engaño y manipulación.

Como lo ha expresado la doctora Chan: “La salud pública debe enfrentarse a la gran industria de alimentos y a la gran industria de refrescos”. Las declaraciones de la doctora Chan están en consonancia con las afirmaciones realizadas desde hace años entre todos los expertos y políticos que han impulsado políticas y regulaciones contra la obesidad y de los que en este momento promueven regulaciones en Chile y en Perú. Es lo mismo que se ha experimentado en México. Por lo anterior, es que no se puede esperar una regulación acordada con la industria, “negociada con la industria”, como dice la secretaria Mercedes Juan López, que resulte efectiva; todo lo contrario.

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