Niegan refresqueras vínculo de sus bebidas con la obesidad

28 marzo, 2012 | : Empresas, Salud nutricional

28 marzo 2012. Ante las recomendaciones al gobierno mexicano del Relator de Naciones Unidas por el Derecho a la Alimentación, Oliver de Shuter, que se sumaron a las del Secretario General de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, José Ángel Gurria, de desarrollar políticas para combatir la obesidad, entre ellas, disminuir el alto consumo de refrescos, las empresas refresqueras del país niegan que el consumo de estas bebidas haya aumentado en los últimos 20 años y que su consumo tenga una relación directa con la epidemia de sobrepeso y obesidad.

“La Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas (ANPRAC) y la empresa Coca-Cola, en particular, están engañando a la población mexicana y están negando los daños que el consumo recurrente de sus bebidas genera a la salud. Están incurriendo en la misma situación que llevó a las tabacaleras a enfrentar demandas multimillonarias por parte de los consumidores al haber ocultado y negado la evidencia científica que demostraba los daños a la salud que generaba el consumo de sus productos. Y estamos hablando de México, el país con el mayor consumo de refrescos en el mundo y con uno de los mayores índices de sobrepeso y obesidad”, señaló Alejandro Calvillo, nuestro director de El Poder del Consumidor.

México ha presentado uno de los mayores incrementos en la prevalencia de sobrepeso y obesidad y diabetes tipo 2 en el mundo en la pasada década. El incremento de obesidad ha sido el más alto registrado a escala mundial vinculado al mayor aumento de mortalidad por diabetes tipo 2.1 Ningún cambio en hábitos de vida y de alimentación ha sido tan determinante como el aumento en el consumo de bebidas con alto contenido energético. México ha rebasado ya a los Estados Unidos en el consumo por personal de refrescos al año, con 163 contra 118 litros.2

En contraposición a las aseveraciones de la ANPRAC de que el consumo de refrescos no ha aumentado significativamente en los últimos 20 años, un estudio realizado por el Instituto Nacional de Salud Pública observa que en un periodo de solamente siete años (1999-2006) el incremento en el consumo de refresco y bebidas azucaradas entre los adolescentes aumentó más de un 100%, mientras que el consumo entre mujeres se incremento hasta en un 300%.1

Por su parte, Coca-Cola ha enviado un comunicado a los medios que señala que “ningún alimento o bebida en particular es responsable del sobrepeso u obesidad” y presenta un metaanálisis3 que fue patrocinado por la misma empresa, es decir, un estudio elaborado con “conflicto de intereses”.

“Una inmensa cantidad de estudios científicos elaborados en los más prestigiados centros de investigación de todo el mundo han demostrado el vínculo del consumo regular de refrescos con el sobrepeso, la obesidad, la diabetes y el síndrome metabólico”, señaló Xaviera Cabada, nuestra coordinadora de Salud Alimentaria en El Poder del Consumidor al presentar parte de estos estudios:

El doctor Lustig de la Universidad de California, egresado del MIT, ha documentado el impacto del consumo de bebidas azucaradas en el desarrollo del síndrome metabólico, el cual incluye hipertensión, hipertrigliceridemia, hiperlicemia, hígado graso y/o resistencia a la insulina.4

En un estudio realizado por el doctor Schulze y colaboradores se analizaron datos de 91,249 mujeres, durante un periodo de ocho años. Los autores concluyen que entre mayor sea el consumo de refrescos y bebidas azucaradas, mayor es el aumento de peso y mayor es el aumento de riesgo a presentar diabetes tipo 2.5

El Centro de Investigación de la Obesidad Infantil de la Penn State University siguió el desarrollo de 170 niñas desde los cinco hasta los 15 años, registrando su consumo de leche, jugos de fruta y refrescos. Encontró que a medida que crecían, en promedio, bajaba el consumo de leche y jugos de fruta y aumentaba el de refresco. Las conclusiones del estudio fueron, en esencia, dos: 1) Las niñas que bebían refresco a los cinco años tuvieron mayor incremento de peso a lo largo de los 10 años que duró el estudio y 2) El aumento de peso estaba directamente relacionado con las cantidades de veces que bebían refresco al día.6

Investigadores de las escuelas de Medicina y Salud Pública de la Universidad de Harvard y del Instituto Alemán de Nutrición Humana revisaron la evidencia científica desde 1966 hasta 2005 acerca de la asociación entre ingesta de bebidas azucaradas y ganancia de peso en la población. La conclusión fue: Entre mayor es la ingesta de bebidas azucaradas mayor es la asociación con el incremento de peso y obesidad, y que existe suficiente evidencia para que se desaliente el consumo de bebidas azucaradas como parte de las estrategias de salud pública.7

La evidencia demuestra que las enfermedades asociadas a la epidemia de obesidad se están presentando en edades más tempranas, lo que pone en peligro la viabilidad del país.

La industria de bebidas y alimentos continúa utilizando estrategias para desinformar a la población y para evitar cualquier campaña efectiva de orientación alimentaria y de regulaciones para disminuir el consumo de estos productos, incurriendo en actos de profunda irresponsabilidad que deben tener consecuencias legales.

El Poder del Consumidor presentó una serie de campañas públicas realizadas en diversos países, estados y ciudades, para desalentar el consumo de refrescos, peguntando ¿y por qué en México, donde somos los mayores consumidores de refrescos en el mundo, no existen estas campañas que han demostrado ser efectivas?

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1 Energy Intake from Beverages Is Increasing among Mexican Adolescents and Adults, Simon Barquera, Lucia Hernandez-Barrera, Maria Lizbeth Tolentino, Juan Espinosa, Shu Wen Ng, Juan A. Rivera, and Barry M. Popkin J. Nutr. 138: 2454–2461, 2008

2 Datamonitor 2009, Euromonitor 2009, Andreyeva et al 2011. Datos elaborados por el Dr. Kelly Brownell, Universidad de Yale. Rudd Center for Policy and Obesity

3 Nutritively sweetened beverage consumption and body weight: a systematic review and meta-analysis of randomized experiments, R. D. Mattes, J. M. Shikany, K. A. Kaiser and D. B. Allison. Obesity Reviews, 2010

4 Fructose: Metabolic, Hedonic, and Societal Parallels with Ethanol, Lustig R. J Am Diet Assoc. 2010;110:1307-1321

5 Sugar-Sweetened Beverages, weight gain, and incidence of type 2 diabetes in young middle-aged women, Schulze MB, Manson J, Ludwig DS, Colditz GA, Stampfer MJ, Willett WC y Hu FB. JAMA 2004;292:927-934

6 Beverage intake of girls at age 5 y predicts adiposity and weight status in childhood and adolescence, Laura M Fiorito, Michele Marini, Lori A Francis, Helen Smiciklas-Wright, and Leann L Birch. Am J Clin Nutr 2009;90:935–42.

7 Intake of sugar-sweetened beverages and weight gain: a systematic review, Vasanti S Malik, Matthias B Schulze, and Frank B Hu. Am J Clin Nutr 2006;84:274–88

 

Otros estudios recomendados:

The role of fructose in the pathogenesis of NAFLD and the metabolic syndrome, Lim JS, Mietus-Snyder M, Valente A, Schwarz JM y Lustig RH. Nat. Rev. Gastroenterol. Hepatol. 2010;7:251-264

Consumo de bebidas azucaradas y su relación con el IMC en adolescentes mexicanos, Jiménez-Aguilar A, Flores M, Shamah-Levy T. J. Nutr. 138: 2454–2461, 2008

Food Away from Home, Sugar-Sweetened Drink Consumption and Juvenile Obesity, Linda J Gillis, MSc, RD, and Oded Bar-Or, MD. Journal of the American College of Nutrition, Vol. 22, No. 6, 539–545 (2003)

Sugar-Added Beverages and Adolescent Weight Change, Catherine S. Berkey, Helaine R.H. Rockett, Alison E. Field, Matthew W. Gillman, and Graham A. Coldit

Consumption of high-fructose corn syrup in beverages may play a role in the epidemic of obesity, George A Bray, Samara Joy Nielsen, and Barry M Popkin Am J Clin Nutr 2004;79:537–43

Soda Consumption and Overweight Status of 2-Year-Old Mexican-American Children in California, Marcella L. Warner, Kim Harley, Asa Bradman, Gloria Vargas, and Brenda EskenaziObesity Vol. 14 No. 11 November 2006:1966-1974

Relation between consumption of sugar-sweetened drinks and childhood obesity: a prospective, observational analysis, David S Ludwig, Karen E Peterson, Steven L Gortmaker Lancet 2001; 357: 505–08

Obesity and Sugar-sweetened Beverages in African-American Preschool Children: A Longitudinal Study, Sungwoo Lim, Jamie M. Zoellner, Joyce M. Lee, Brian A. Burt, Anita M. Sandretto, Woosung Sohn, Amid I. Ismail and James M. Lepkowski Obesity (2009) 17, 1262–1268. doi:10.1038/oby.2008.656

Evidence for sugar addiction: Behavioral and neurochemical effects of intermittent, excessive sugar intake, Avena NM, Rada P y Hoebel. Neuroscience and Biobehavioral Reviews 2008;32:20-39

Alimentos Industrializados en la dieta de los preescolares mexicanos, González-Castell D, González-Cossio T, Barquera S, Rivera J. Salud Pública Mex 2007;49:345-356

Effects of sugar-sweetened beverages on children, Bremer AA y Lustig RH. Pediatric Annals 2012 41:1

Sugar-sweetened beverages, serum uric acid, and blood pressure in adolescents, Nguyen S, Choi HK, Lustig RH y Hsu CH Y. J Pediatr 2009;154:807-13

Evidence that intermittent, excessive sugar intake causes endogenous opioid dependence, Colantuoni C, Rada P, McCarthy J, Patten C, Avena NM, Chadeayne A y Hoebel BG. Obesity Research 2002;(1):6:478-488

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