Expulsan la chatarra y reducen la desnutrición

1 julio 2010. Como un caso ejemplar de los beneficios que genera la salida de la comida chatarra, El Poder del Consumidor (EPC) documentó lo provechoso que esta medida ha resultado para la salud y la economía de los estudiantes de la pequeña telesecundaria de la comunidad de Tenexatlajco, ubicada en el municipio de Chilapa, Guerrero, una de las regiones más pobres del país.

Hace seis meses, EPC visitó la comunidad con el fin de levantar una encuesta de hábitos alimentarios entre los escolares y dar un taller de orientación alimentaria. Desde entonces, el director Oscar Salmerón decidió hacer cambios sustanciales en la alimentación de los escolares: salió la comida chatarra y se creó una “olla comunitaria”, un almuerzo que de manera rotativa los alumnos preparan para sus compañeros.

La aportación diaria por alumno, por las maestras y el director, es de $10 pesos (menos de lo que gastaban anteriormente en comida chatarra). Con ese fondo, los estudiantes elaboran el almuerzo para sus compañeros.

El cambio en la alimentación ha logrado disminuir la desnutrición de los escolares y aumentado su rendimiento intelectual y físico. Como queda un remanente de más de $5 pesos por persona, con esos recursos iniciaron la construcción de dos aulas y pagaron el traslado de los estudiantes para participar en un torneo de basquetbol en el que obtuvieron el segundo lugar. Estos resultados se han obtenido a sólo seis meses de haber expulsado la chatarra.

Por su parte, Cacto Producciones dio a conocer el adelanto de un documental que da testimonio de este proceso y muestra cómo algunos signos de desnutrición como manchas en la piel, delgadez extrema, falta de ánimo y energía, han disminuido o, en algunos casos, desaparecido. Asimismo, los profesores indican que la atención y participación de los niños es ahora mucho mayor.

«El ejemplo de la escuela comunitaria de Tenexatlajco evidencia el potencial que tienen los recursos que actualmente se van en la comida chatarra. Nos muestra cómo estos recursos, utilizados de otra manera, protegen la salud de los niños, los hacen partícipes del proceso, permiten mejorar las instalaciones escolares y pueden apoyar otras actividades de los estudiantes. Es un enorme potencial que un grupo de 21 alumnos, dos maestras y un director, nos está mostrando», señaló Xaviera Cabada, coordinadora de Salud Alimentaria de El Poder del Consumidor.

“Tenexatlajco es la mejor prueba del daño que la comida chatarra está generando en las comunidades más pobres del país, no solo como sobrepeso y obesidad, sino también como desnutrición y anemia. Pero, Tenaxatlajco también es la mejor prueba de lo que se puede hacer, de cómo utilizando de otra manera los recursos se puede mejorar la salud de los escolares, ayudarles en su desarrollo y mejorar sus condiciones de estudio. Este es un documento fundamental para que la Comisión de Mejora Regulatoria (Cofemer) evalúe el beneficio que significa la salida de la comida chatarra en las comunidades más pobres del país. Esta es una prueba de que la comida chatarra contribuye a mantener a las comunidades en pobreza”, comentó Alejandro Calvillo, director de EPC.

The New England Journal of Medicine publicó hace dos días un estudio de la Universidad de California que demuestra que la salida de la comida chatarra y la promoción de la actividad física en las escuelas puede bajar en un 20% el sobrepeso y la obesidad, así como los indicadores que expresan un mayor riesgo de diabetes entre los escolares («Healthier cafeteria food, more intense gym classes lower students’ diabetes risk»).

La alternativa en pesos

Cada alumno aporta $10 pesos diarios, lo que da un total de $240 pesos. Entre la elaboración de la comida y $40 pesos que pagan al día a la señora que les hace las tortillas, gastan $110 pesos.

Les queda más de la mitad del dinero, que utilizan como fondo para la escuela (están construyendo dos aulas y han patrocinado la salida a un torneo deportivo). Por otra parte, generan empleo para la señora de las tortillas.

Son los mismos estudiantes quienes recolectan el dinero y se organizan para preparar el almuerzo. Forman grupos que incluyen hombres y mujeres para que a todos les toque cocinar.

En su almuerzo incluyen un alimento de cada grupo del plato del bien comer. Esto fue a partir de una orientación que la escuela pidió a EPC después de valorar los hábitos de consumo que anteriormente seguían los estudiantes. Por ejemplo, en su plato incluyen huevo, arroz, tortilla, una gran variedad de quelites, salsa y agua de fruta. Varían los alimentos dependiendo de la temporada y los que están disponibles en la región.