El sedentarismo no conduce a la obesidad

11 julio, 2010 | : Salud, Salud nutricional

11 julio 2010. Un estudio realizado a lo largo de tres años en el Reino Unido, con 202 menores cuyas edades iban de 7 a 10 años, encontró que la falta de actividad física no conduce a la obesidad sino al contrario: la obesidad ocasiona que los niños reduzcan su actividad fí­sica.

Este podrí­a ser el primer estudio que desmienta la creencia de que la falta de actividad fí­sica conduce a la obesidad, expresó el director del estudio Brad Metcalf. También podrí­a ser una primera explicación de por qué fracasan los programas que promueven la actividad fí­sica entre escolares con la intención de reducir la obesidad.

«Los resultados del estudio contrastan con los argumentos de las empresas productoras de comida chatarra que centran el tema de la epidemia de sobrepeso y obesidad infantil en la falta de ejercicio y desarrollan campañas para promover el deporte o patrocinan eventos deportivos mientras inducen a los menores a ingerir bebidas y alimentos con altí­simas concentraciones de azúcar, grasas y sal», señaló Xaviera Cabada, nutrióloga y coordinadora de salud alimentaria de El Poder del Consumidor.

El estudio (Fatness leads to inactivity, but inactivity does not lead to fatness: a longitudinal study in children. B S Metcalf, J Hosking, A N Jeffery, et al. Archives of Disease in Childhood, publicado en avance a la edición impresa el 23 junio 2010*) se realizó en Inglaterra en un total de 202 niños de 40 diferentes escuelas primarias. A los niños se les midió la actividad fí­sica con acelerómetros gráficos y el porcentaje de grasa con DEXA (densitometría con espectro de absorción por rayos X).

Algunos de los resultados demostraron lo siguiente:

El porcentaje de grasa corporal predijo cambios en la actividad fí­sica mientras que la actividad fí­sica no predijo cambios en el porcentaje de grasa corporal. Un aumento de 10% de grasa en niños de 7 años predijo un descenso relativo en la actividad fí­sica diaria tanto moderada como intensa. Sin embargo, más actividad fí­sica no predijo un descenso en el porcentaje de grasa entre niños de 7 a 10 años.

Es decir: no hubo asociación entre mayor actividad fí­sica y cambios en la grasa corporal; sin embargo, sí­ hubo cambios en la actividad fí­sica cuando aumentó la grasa corporal.

En el estudio los investigadores concluyeron que la inactividad fí­sica parece ser el resultado de la gordura, más que su causa. Esta causalidad inversa puede explicar por qué no funcionan los programas dirigidos a combatir la obesidad a través de actividad física.

Rediseñar las estrategias de salud pública

La aportación de este estudio es que ayuda a desmentir la creencia común en la que se basan los programas escolares que sólo aumentan la actividad física de los niños, sin considerar que también tienen que vigilar su alimentación.

El director del estudio, el Dr. Metcalf señala que si bien la actividad fí­sica es importante para el desarrollo de los niños y la prevención de algunas enfermedades, no es determinante para tratar la obesidad como hasta hoy se ha planteado. Metcalf señala que, por los resultados del estudio, es posible que las estrategias de Salud Pública necesiten enfocarse en la ingesta energética para combatir el incremento de la obesidad infantil.

El director de EPC, Alejandro Calvillo, declaró: «Los resultados del estudio explican el fenómeno que se presenta en los Estados Unidos, paí­s que, por un lado, presenta uno de los mayores estí­mulos al deporte al interior de las escuelas, contando con una infraestructura desarrollada por decenios e, incluso, becas para los estudiantes destacados en algún deporte, al tiempo que, por otro lado, presenta los más altos í­ndices de sobrepeso y obesidad. El estudio centra aún más la responsabilidad de la epidemia mundial de sobrepeso y obesidad en lo que popularmente hemos dado en llamar comida chatarra y en las empresas que la producen y publicitan».

* El resumen del estudio puede encontrarse > aquí­.

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