Meganegocio, con poca ética, los alimentos para bebé

19 febrero, 2013 | : Salud, Salud nutricional

19 febrero 2013. Los bebés se han convertido en uno de los más grandes negocios ofreciéndoles productos que realmente no necesitan y que ponen en riesgo su salud, en donde la industria de sustitutos de la leche y el Estado juegan un papel clave al incumplir las regulaciones nacionales e internacionales en materia de publicidad y etiquetado, afirmó Alejandro Calvillo, nuestro director de El Poder del Consumidor.

Se debe dar la máxima prioridad a la infancia y no a la industria, ya que a través del consumo de fórmulas y alimentos industrializados para bebés, se están deformado los hábitos de alimentación y gustos en los niños. Las técnicas de publicidad y los etiquetados engañosos que utiliza la industria para inducir el consumo de sus productos son generalmente desleales y poco éticas. Es necesaria una regulación a la publicidad y el etiquetado de los alimentos y bebidas que se dirigen a infantes y niños mayores”, añadió Calvillo.

El director de nuestra organización reiteró la urgencia de tener una política integral de combate a la obesidad; que el Acuerdo Nacional para la Salud Alimentaria (ANSA) tenga recursos asignados en el Plan Nacional de Desarrollo (PND), y que se legisle en materia de publicidad dirigida a niños y etiquetados para que ofrezcan información veraz a los consumidores, como lo recomiendan la Organización Mundial de la Salud (OMS), la academia en México y las organizaciones sociales agrupadas en la ALIANZA POR LA SALUD ALIMENTARIA.

 

Fórmulas para lactantes

Xaviera Cabada, maestra en Ciencias de Nutrición, y nuestra coordinadora del área de Salud Alimentaria de El Poder del Consumidor, señaló que el abandono de la lactancia y el uso de sustitutos de la leche materna no sólo han sido causa de malnutrición, infecciones y enfermedades diarreicas sino también se han asociado a la gran pandemia de sobrepeso y obesidad que se sufre en el mundo.

Estudios epidemiológicos demuestran que los incrementos en sobrepeso y obesidad se observan desde edades muy tempranas como de cero a seis meses de edad. “Esto demuestra que gran parte del problema es por causas ajenas a los hábitos de alimentación, por decisión individual o sedentarismo”, señaló Cabada.

El Poder del Consumidor analizó las etiquetas de nueve fórmulas para lactantes y su publicidad, encontrando que el porcentaje de azúcar fue del 28% al 54%, en promedio de 41%. Estos datos contrastan con lo establecido en la NOM043 de orientación alimentaria que recomienda no añadir ni azúcar ni sodio a los alimentos proporcionados a los lactantes.

“Es preocupante que los productos industrializados contengan azúcar añadida en productos como los sucedáneos y los primeros alimentos que se dan a los bebés, ya que el alto consumo de azúcares se ha asociado a padecimientos como diabetes, resistencia a la insulina, obesidad y síndrome metabólico”, afirmó Cabada.

Gran parte de las problemáticas que emergen para que la madre pueda llevar a cabo una lactancia materna exitosa es la falta a las diferentes normatividades que existen, tanto a nivel internacional como a nivel nacional. México ha firmado y se ha comprometido ante las iniciativas propuestas por los organismos internacionales sin cumplirlas. Además, el código internacional que regula la comercialización de los sucedáneos de la leche materna es violado en todos los ámbitos.

El Estado mexicano debe obligar a la industria de sustitutos de la leche materna a cumplir con el Código Internacional para los Sucedáneos de la Leche Materna, el cual prohíbe la publicidad de estos productos y su promoción en hospitales por parte del personal médico, salvo en caso de extremos. Además, dijo Cabada, es necesario que se establezca un sistema de monitoreo y evaluación del cumplimiento del código y que ante la violación de las normatividades existentes haya sanciones fuertes.

En el mercado existen muchos ejemplos de publicidad que se dirige a madres con bebés usando imágenes de infantes saludables para promocionar los productos, lo cual no está permitido. Por su parte la NOM-051-SCFI/SSA1-2010 establece que la información en el etiquetado no debe inducir a error además de ser clara.

“Es necesario estar alerta a los productos que se anuncian como saludables, ya que son más peligrosos dado a que creemos que estamos consumiendo algo saludable y resulta que en realidad no lo es, sólo son engaños publicitarios”, indicó Cabada.

Figura 1. Porcentajes de azúcares presentes en diferentes fórmulas lácteas de seis a 12 meses

BebésAzúcaresFórmulasLácteas

 

Alimentación complementaria

Por su parte, Katia García, maestra en Salud Pública, especialista en Nutrición, e investigadora en Salud Alimentaria de El Poder del Consumidor, señaló que los niños, particularmente durante el primer año de vida, constituyen una población muy vulnerable, pues su alimentación depende totalmente de la decisión de los adultos, quienes son influenciados por los profesionales de la salud, los medios de comunicación masivos y la industria procesadora de alimentos para niños lactantes.

El Poder del Consumidor analizó el etiquetado de 20 productos más comercializados para bebés en los que se encontró concentraciones de azúcar del 14 al 100%, con un promedio de 52%. Todos los productos analizados contenían sodio, mientras que un producto se excedió con el doble de lo establecido en la norma oficial. Con relación a los “cereales”, estos son elaborados con “harinas refinadas” y ninguno cumplió con el mínimo de fibra acorde a la norma oficial.

Durante el primer año de vida, el lactante inicia la formación de hábitos y preferencias alimentarias que serán difíciles de modificar posteriormente, por lo que repercutirán en la salud y nutrición futuras. Por ello, la alimentación complementaria adecuada tiene un papel formativo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) denominó alimentación complementaria al proceso que inicia con la introducción gradual y paulatina de alimentos diferentes a la leche materna, para satisfacer las necesidades nutrimentales del niño y no necesariamente para destetarlo, hasta integrarlo a la dieta familiar.

García señaló que es fundamental que desde los primeros momentos de la alimentación complementaria se adquieran buenos hábitos que proporcionen una buena educación alimentaria del niño, lo cual redundará en un mejor estado nutricional. De acuerdo a la OMS y a la Norma Oficial para la Orientación Alimentaria, no se recomienda adicionar endulzantes de ningún tipo a los alimentos para los niños, debe respetarse el sabor de los alimentos en su forma natural para que el niño aprenda a distinguir los sabores y a degustar los alimentos. Los sabores aprendidos durante esta etapa de la vida, hablando de sabores dulces o salados, perduran para el resto de la vida y pueden ser factores de riesgo para enfermedades como la obesidad, diabetes e hipertensión arterial.

Diversos estudios demuestran que los sabores de los alimentos habituales de la madre son transferidos a su bebés por el líquido amniótico y por la leche materna; esto incrementa la posibilidad de que el bebé acepte diversos sabores al momento de iniciar con la alimentación complementaria, y es una manera de preparar al bebé al sabor de otro tipo de alimentos, lo cual no se puede procurar con la leche de fórmula.

Desde antes de nacer los infantes ya están expuestos a todo un ambiente de comercio y mercantilización. Desde el embarazo a la madre se le predispone para tener un parto por cesárea, la cual genera mayores ganancias; se desalienta a amamantar, ya que el mercado de los sucedáneos de leche materna y todos sus accesorios es un mercado con grandes remuneraciones.

La publicidad que se dirige tanto a las madres como a los niños es agresiva e inductiva. Los tipos de alimentos que han de consumir los niños se publicitan en los diferentes espacios a los que están expuesto: televisión, escuelas, comunidad, hospitales, guarderías, parques. Los alimentos que les promocionan son poco nutritivos y generan dependencia en su consumo. Es importante que a los niños se les proteja de todo tipo de comercio y mercantilización, especialmente de su salud y alimentación.

Figura 2. Porcentajes de azúcares presentes en diferentes productos industrializados para bebés

Ante esta situación El Poder del Consumidor demanda:

• Que el Estado mexicano cumpla con el Código Internacional para la Comercialización de Sucedáneos de leche materna.
• Que el Estado mexicano atienda las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud para “proteger a los niños” de la publicidad de alimentos y bebidas.
• Que el Acuerdo Nacional por la Salud Alimentaria sea incorporado al Plan Nacional de Desarrollo con el fin de que reciba recursos para cumplir con sus objetivos.
• Que la Secretaría de Salud atienda las “Recomendaciones para una política de Estado” frente a la obesidad, presentadas por la UNAM, Academia Nacional de Medicina, el Instituto Nacional de Salud Pública y el Instituto Nacional de la Nutrición.

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