Responsabilidad empresarial con la economía

La dignidad en el salario y en las condiciones de trabajo significa una remuneración económica que permita a la persona y su familia condiciones de vida satisfactorias. Un salario digno debe permitirles cubrir sus necesidades básicas: alimentación, vivienda, educación, salud y transporte. Esto no tiene que ver con un salario “legal”, es decir, con el pago del salario mínimo establecido por las autoridades, pues éste no permite llevar una vida digna. Desgraciadamente, las grandes corporaciones se trasladan a las regiones donde los salarios mínimos son los más bajos o no existen, y donde la legislación laboral no se cumple o sólo favorece sus intereses. Así contribuyen al deterioro de las condiciones laborales, fenómeno que hoy se observa en casi todo el mundo y que afecta la calidad de vida de las personas y destruye estabilidad mínima necesaria para el desarrollo de una familia. Más aún, este deterioro del salario y de las condiciones de vida está provocando una descomposición social profunda.

Es por lo anterior que la mayor parte de las grandes corporaciones ha establecido su base de producción en China, por los muy bajos salarios, la casi nula legislación laboral y la enorme fuerza de trabajo. Se estima que entre 100 y 300 millones de chinos podrán ingresar a las fábricas en los próximos diez años. Sin embargo, los trabajadores chinos están reclamando cada vez con mayor fuerza mejoras en sus condiciones de trabajo, a tal grado que el gobierno ya propuso una nueva ley laboral.

La respuesta fue una inmediata oposición empresarial, a pesar de que esta propuesta legal reconocía hasta ahora algunos de los derechos laborales básicos, como la obligatoriedad de contratos laborales y la indemnización en caso de despido. Quienes se oponen a esta ley y están presionando para que estos derechos no sean reconocidos a los trabajadores chinos son empresas trasnacionales como Wal-Mart, Google, Microsoft y Nike, entre otras, a través de las organizaciones empresariales de las que forman parte como la Cámara de Comercio de Shangai y el Consejo Empresarial USA–China.

Aunque las empresas Google y Microsoft, particularmente Bill Gates, aparecen como las corporaciones con mayores acciones filantrópicas por otorgar grandes donativos a causas humanitarias, la realidad es que no están dispuestas a reducir su margen de ganancias aunque esto signifique violar los derechos laborales de quienes producen sus artículos y mantenerlos en condiciones de explotación, lo cual exhibe la falsedad de presentarse como empresas socialmente responsables.

Por otro lado, las empresas tienen una responsabilidad directa en cuanto a sus prácticas comerciales. No podría hablarse de que una empresa es socialmente responsable si realiza prácticas monopólicas u oligopólicas. Es un hecho que la concentración del poder económico en unas cuantas empresas está ocurriendo tanto a escala global como nacional. En México, empresas con prácticas monopólicas u oligopólicas, como las de televisión y telecomunicaciones, y trasnacionales como Monsanto, han desarrollado un control casi absoluto sobre la legislación de su ramo, imponen precios y no permiten la competencia. Esta situación afecta el derecho de los ciudadanos a tener opciones de información, cultura y entretenimiento, de acceso a precios justos por los servicios y amenaza las formas tradicionales de producción agrícola. Incluso las empresas han redactado legislaciones que les favorecen, afectando derechos básicos de los consumidores, cuyos intereses no están representados en el poder legislativo.

Las empresas tienen también responsabilidad sobre las economías locales. Un ejemplo muy claro es el de los impactos de la cadena Wal-Mart sobre las redes de comercio en las localidades donde instala sus megatiendas. Las campañas internacionales contra esta empresa manejan el lema “bajos precios a altos costos” y con ello se refieren, entre otras cosas, al daño a la economía de los pequeños y medianos comercios. El balance entre el número de empleos que genera y los empleos que destruye y los daños económicos que provoca a la localidad, resulta totalmente negativo para Wal-Mart.

Otro ejemplo con un impacto mayor, a nivel nacional, es el que pueden provocar empresas como Monsanto en la economía de millones de productores agrícolas. De darse la difusión del maíz transgénico en México y la entrada de las estructuras genéticas de este producto a las variedades criollas del maíz mexicano, esta empresa estará en posibilidades de demandar a los campesinos mexicanos el pago de regalías cada vez que quieran sembrar maíz ya que este grano tendrá la estructura genética patentada por la empresa.

La responsabilidad económica empresarial está en la base de la salud material y económica de una comunidad, de un estado o de un país. Las empresas pueden contribuir a la construcción de una sociedad más justa y equitativa o, por el contrario, pueden agudizar las diferencias y aumentar la pobreza. Y al final de la cadena, los consumidores también participamos en la generación de impactos económicos positivos o negativos sobre nuestra sociedad, al elegir qué artículos o servicios adquirimos y dónde lo hacemos.

Otras responsabilidades de las empresas:
> Responsabilidad empresarial con la salud.

> Responsabilidad empresarial con el ambiente.

> Responsabilidad empresarial con la cultura.

> Responsabilidad empresarial con la democracia.